Paula Cabrera y Carmen D’Amelio son las autoras del libro ¡Hoy comemos huevo!, una publicación nacida con el propósito de “ofrecer con fundamento científico recetas que muestren el huevo de manera atractiva para los niños y en algunos casos de manera prácticamente imperceptible para favorecer que puedan ingerirlo regularmente y garantizar el éxito del tratamiento”.
Uno de los motivos principales de consulta es la alergia alimentaria, sobre todo en niños, y dentro de los alimentos que producen alergia, el huevo es de los principales alimentos que producen alergia en niños.
Ya sea por indicación del alergólogo después de prescribir un tratamiento para superar la alergia al huevo, o porque el niño espontáneamente ha superado su alergia y tiene que tomarlo habitualmente, muchas veces los niños no se adhieren a esa pauta de consumo regular porque rechazan el alimento o simplemente porque no les gusta al recordarles que han tenido una reacción y lo han pasado mal.
Es entonces cuando se hace realmente difícil para los niños, y sobre todo para sus familias, garantizar su consumo regular, que es muy importante para mantener la tolerancia que se haya adquirido, o de manera natural o con el tratamiento.
Más que un recetario, este libro se convierte enuna especie de guía con fundamento científico para ayudar a que esos niños cumplan con esa parte del tratamiento, que suele consistir en consumir el huevo habitualmente.
Un porcentaje importante de pacientes con alergia al huevo puede tolerar algunas formas de huevo según cómo se ha cocinado ese huevo. Se sabe, por ejemplo, que con el calor de la cocción las proteínas cambian en su estructura, lo que aumenta la probabilidad de que algunos niños alérgicos, según el grado de sensibilización que tengan, lo puedan tolerar.
Si evitamos el huevo durante un tiempo prolongado puede ser que un contacto accidental o una reintroducción haga que ese niño vuelva a tener una reacción por haber perdido la tolerancia que había adquirido.
Por este motivo, las autoras de esta publicación defienden que definitivamente se puede curar una alergia al huevo, algo que hasta hace pocos años tenía como único tratamiento posible evitar este alimento de forma absoluta, lo que generaba mucho estrés, sobre todo para el niño y para la familia, porque había que evitar cualquier presencia, aunque fuera una cantidad mínima, ya que el niño podía tener una reacción grave.
Las autoras explican que en los últimos años se han desarrollado tratamientos alternativos, como la inducción de tolerancia oral al alimento, que consiste en ir dando cantidades progresivamente crecientes de huevo hasta alcanzar una dosis estipulada, que generalmente se establece en un huevo completo.
En este sentido, se ha visto que muchos pacientes llegan a tolerar el huevo después de seguir este tratamiento; y aunque algunos niños no lo consiguen por completo, se puede llegar a tomar medio o a un cuarto de huevo, una dosis que le proteja de tener reacciones graves por ingesta accidental.
Entre las consecuencias de tomar huevo por parte de un niño alérgico, como sucede en otras alergias alimentarias, destacan como reacción leve, un picor de boca o unas ronchas; y como reacción muy grave, la anafilaxia, que pueda poner en riesgo la vida del pequeño.