El 52 % de los españoles que padecen asma no están adecuadamente diagnosticados

El 52 % de los españoles que padecen asma no están adecuadamente diagnosticados

El asma no es una cuestión de niños, ya que puede aparecer a cualquier edad y afecta de manera importante al día a día de los pacientes si no está bien controlado. Por este motivo, los expertos aconsejan aprender a manejar esta patología para conseguir una mejor calidad de vida y evitar complicaciones de salud.

El asma es una enfermedad crónica cada vez más frecuente que sufre el 5 % de la población adulta de los países industrializados. Su prevalencia ha aumentado considerablemente en las últimas décadas en personas de todas las edades. No obstante, según el European Community Respiratory Health Survey, el 52 % de los españoles que padecen asma no están adecuadamente diagnosticados y, entre los que sufren síntomas frecuentes, el 26 % no sigue ningún tratamiento.

En las personas mayores, el diagnóstico tiene el condicionante de que aún se piensa que, “en personas con 60 años, ya no puede aparecer asma, sobre todo si no tienen alergia, y esto es una falacia que debemos desechar médicos y pacientes para realizar una detección correcta y establecer un tratamiento apropiado que mejore los síntomas”, ha explicado a la revista Senior el doctor Francisco Javier González Barcala, neumólogo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

El asma se caracteriza por un proceso de inflamación bronquial y los signos más comunes son tos, fatiga, dificultad para respirar, sensación de ahogo, opresión torácica y episodios de fatiga por la noche. Además, hay casos en los que el asma aparece como respuesta a determinados estímulos que producen alergia, como el polen, ácaros del polvo, epitelios de los animales, ciertos alimentos, etc.

Alrededor de la mitad de los casos de asma en adultos tienen un origen alérgico. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), el 44 % de los pacientes asmáticos están sensibilizados al polen y el 40 % a los ácaros. No obstante, hay que tener claro que “la causa principal del asma es la inflamación de los bronquios, no la alergia”, ha concretado el doctor González Barcala.

También existen otros factores que pueden desencadenar el asma, como la obesidad, el tabaquismo, el estrés, las emociones, la contaminación atmosférica, o la exposición a barnices, aerosoles y productos de limpieza. Algunos de ellos, como el tabaquismo y el exceso de peso se pueden y se deben evitar.

En cualquier caso, la cronicidad del asma tiene un fuerte impacto en las actividades diarias de los pacientes. En general, empeora su calidad de vida. Y según la investigación influye más en los adultos mayores. Este estudio pone de manifiesto que las enfermedades respiratorias crónicas, como el asma, están más asociadas con una mayor prevalencia de síntomas depresivos y ansiedad, especialmente en personas mayores.

Su autor, el doctor González Barcala, argumenta que “los pacientes con enfermedades crónicas se sienten impotentes ante el hecho de que su patología no tenga curación, lo que les genera un importante impacto psicológico, mayor gasto en fármacos, bajas laborales… pero, además, en el caso del asma, la ansiedad y la depresión pueden aumentar las probabilidades de crisis respiratorias, convirtiéndose en un círculo vicioso”.