Una fórmula probiótica puede invertir la alergia a la leche de vaca al modificar la microbiota intestinal de los bebés.
Las bacterias del intestino de bebés que desarrollaron tolerancia a la leche de vaca tras el tratamiento con una fórmula probiótica mostraron diferencias significativas en comparación con los menores que permanecieron alérgicos a este alimento, según concluye un nuevo estudio que se publica en The ISME Journal, por científicos de la Universidad de Chicago y el Laboratorio Nacional Argonne, ambos en Estados Unidos, y la Universidad de Nápoles Federico II.
Los bebés que empezaron a tolerar la leche presentaban niveles más altos de varias cepas de bacterias que producen ácidos grasos de cadena corta, como butirato, que ayudan a mantener la homeostasis en el intestino.
Descubrir bacterias que conducen a la tolerancia a los alimentos problemáticos como la leche de vaca puede ser crucial para el desarrollo de nuevos tratamientos para ayudar a los niños con alergias a los alimentos.
Se ha producido un aumento sin precedentes de las alergias alimentarias en los países desarrollados, incrementándose hasta un 20 % en la última década. La alergia a la leche de vaca es uno de los más comunes, ya que se presenta hasta en un tres por ciento de los niños en todo el mundo.
Nuevas evidencias sugieren que las influencias ambientales modernas, como el uso generalizado de antibióticos, dietas altas en grasa y bajas en fibra, la reducción de la exposición a las enfermedades infecciosas, el parto por cesárea y la alimentación con leche de fórmula han alterado la relación de beneficio mutuo entre los humanos y las bacterias que viven en el tracto gastrointestinal.
Esta disbiosis o alteración de la estructura de la comunidad microbiana puede predisponer a las personas genéticamente susceptibles a las alergias. Investigaciones anteriores del científico Roberto Berni Canani y su equipo de la Universidad de Nápoles mostraron que los niños con alergia a la leche de vaca que son alimentados con fórmula que contiene una forma de la proteína caseína de la leche, complementada con el probiótico de bacterias de la especie Lactobacillus rhamnosus GG (LGG), desarrollaron tolerancia en mayor proporción que los tratados con una fórmula sin probiótico.
Para examinar si la administración de probióticos modula la composición bacteriana intestinal para mejorar la adquisición de la tolerancia a la leche de vaca, Nagler y sus colegas realizaron análisis de secuencia para identificar bacterias en muestras de heces recogidas de sujetos infantiles sanos, niños con alergia a la leche de vaca que habían sido alimentados con fórmula enriquecida con probióticos LGG y niños que habían sido alimentados con fórmula sin probióticos añadidos.
En general, el microbioma intestinal de los lactantes con alergia a la leche de vaca fue significativamente diferente de los controles sanos, lo que sugiere que las diferencias en la estructura de la comunidad bacteriana influyen en el desarrollo de alergias.
Los lactantes tratados con fórmula con el probiótico LGG que desarrollaron tolerancia a la leche de vaca también tenían niveles más altos de bacterias que producen butirato frente a que aquellos que fueron alimentados con la fórmula probiótica pero que no desarrollaron tolerancia.
Esto sugiere además que la tolerancia está vinculada a la adquisición de cepas específicas de bacterias, como Blautia y Coprococcus, que generan butirato.
“Identificar cepas bacterianas que podrían ser utilizadas como nuevas terapias para el tratamiento de alergias a los alimentos es un avance fundamental”, ha afirmado Jack Gilbert, profesor asociado en el Departamento de Ecología y Evolución de la Universidad de Chicago, líder del grupo de Ecología Microbiana en el Laboratorio Nacional Argonne y coautor del estudio.