Los malos hábitos en el hogar impiden reducir el contacto con determinadas partículas causantes de las alergias, de manera que si queremo lucha contra ellas, deberemos convertir nuestra vivienda en un refugio contra el polen, para lo que es aconsejable sacudir las alfombras a menudo, emplear filtros de polen en los aires acondicionados, limpiar los muebles frecuentemente con paños húmedos, evitar ventilar entre las 5 y las 10 de la mañana y las 7 y 10 de la noche, etc.
Aunque parece fácil en teoría, lo cierto es que evitar la entrada de ciertas sustancias y su adherencia a determinadas superficies es inevitable. Sin embargo, existe una forma de conseguir la purificación del ambiente dentro del hogar si recurrimos a viviendas construidas bajo el estándar Passivhaus.
“Gracias a su sistema de ventilación mecánica controlada, se garantiza la ausencia de polvo, los ácaros, los olores o las emisiones contaminantes, lográndose un aire interior puro y de calidad”, ha explicado José Almagro, CEO de Sto Ibérica, quien ha añadido que “frente a una construcción tradicional, las denominadas casas pasivas renuevan el aire continuamente sin necesidad de ventilación tradicional”.
La hermeticidad es el principal punto distintivo de estos hogares antialergias. En los edificios convencionales, la filtración de aire contaminado se produce a través de las juntas, las carpinterías y las instalaciones. En las casas pasivas, esta entrada de aire se produce de forma controlada por un equipo de ventilación, lo que permite renovar el aire continuamente y disfrutar de las variables clave del confort y la energía: temperatura estable y excelente calidad del aire. Al existir una ventilación mecánica continua, la necesidad de ventilar para renovar el aire desaparece.
La primavera es la época en la que más se aprovecha para abrir las ventanas en una vivienda pasiva, dado que las condiciones exteriores son propicias y la temperatura es agradable, y no se corre el riesgo de alterar las condiciones térmicas e higrométricas del edificio. El único inconveniente es que entren partículas como el polen, situación que desaparece gracias a la ventilación controlada que facilita la renovación constante del aire.
El estándar Passivhaus está rodeado de falsos mitos que impiden que su implantación prolifere y el interés por apostar por este tipo de edificaciones no avance tanto como debería. Junto a la creencia general sobre la imposibilidad de abrir las ventanas, los expertos de Sto traen otros cinco falsos mitos y perjuicios que se ciernen sobre las casas pasivas: Son sinónimo de un buen aislamiento.
Una Passivhaus es mucho más que aislamiento térmico, sino que pasa por carpinterías de altas prestaciones, ventilación controlada con recuperación de calor, estanqueidad del aire o ausencia de puentes térmicos; de manera que no son necesarios ni calefacción ni aire acondicionado.
Las construcciones Passivhaus son aproximadamente un 10 % más caras que las tracionales; pero su gasto energético es un 80 % inferior, lo que supondrán un importante ahorro anual, al tiempo que tiene menos costes de mantenimiento, ya que utiliza materiales de mayor calidad y no tiene problemas de condensación o moho, principales causantes de los daños en los edificios tradicionales.
Algunos inciden en la idea de que no es adecuado para un clima mediterráneo, ya que se trata de una edificación que proviene originariamente de zonas frías. Sin embargo, hace casi 30 años que se construyó la primera casa pasiva y, desde entonces, ya se han levantado miles de edificios en diferentes partes del mundo, algunas de ellas con climas más severos que el de España.
Se trata pues de un estándar de construcción rigurosamente probado y verificado, que no utiliza tecnología nueva ni complicada y es aplicable tanto en rehabilitaciones integrales de edificios de viviendas, como en reformas de pisos dentro de un bloque de inmuebles plurifamiliar.