Jessica Williams (Hampshire, Inglaterra) recibió la noticia de su embarazo con mucha ilusión, pero lo que no sabía es que junto a las náuseas matutinas, el cansancio o el sueño tan común durante el embarazo, llegaría también una extraña alergia que le llevó a temer por su vida.
Jessica comenzó a notar la aparición de un sarpullido en la tripa que se fue extendiendo por las piernas y por todo el cuerpo. Además, no podía dormir, no dejaba de rascarse, y llegó incluso a sangrar por todo el cuerpo. El picor era tan insoportable que llegó a pensar que su propio bebé le quería matar.
Los médicos en un primer momento le diagnosticaron gripe porcina, y consiguieron curar esta enfermedad; pero el problema se agravó cuando además le salieron coágulos de sangre en los pulmones.
Estaba embarazada de 28 semanas y tuvo que acudir al hospital por una dificultad para respirar. Fue tratada y consiguieron deshacerse de los coágulos de los pulmones, pero en cambio, el sarpullido que tenía por toda la piel se agravó hasta que fue diagnosticado como erupción polimorfa y tratado con antihistamínicos.
La pesadilla terminó cuando nació su pequeña, hasta el punto de que en el mismo momento del parto, los sarpullidos se desvanecieron como por arte de magia.
Por suerte, a pesar de la deshidratación, la gripe porcina, la presión alta, los coágulos en los pulmones y la erupción polimorfa, su bebé nació totalmente sano.
El caso de Jessica es extraño pero no es único. De hecho, se calcula que entre un 5 % y un 15 % de las embarazadas sufre algún tipo de alergia en la piel, que en ningún caso afecta al bebé pero que sí es muy molesto para la mamá gestante.
