Cuando compramos una prenda nueva solemos pensar que no pasa nada por estrenarla sin lavarla antes, ya que aparentemente está limpia, pero nada más lejor de la realidad. Según Philip Tierno, profesor de microbiología y patología en la Universidad de Nueva York, el número de personas que se han probado una blusa o un vestido en una tienda puede ser mayor de lo que pensamos.
"No se trata de cuatro, cinco o seis personas, sino de decenas y decenas. No olvidemos que una prenda puede estar en una tienda durante varias semanas o incluso meses", afirma. Por supuesto, el número depende de muchos factores, como el tamaño de la tienda o la velocidad a la que se vende un artículo. Pero no deberíamos ponernos algo que se han puesto personas que no conocemos de nada.
Tierno ha llevado a cabo varios estudios en los que analizaba múltiples prendas (blusas, pantalones, vestidos, bañadores, ropa interior, etc.) de tiendas muy conocidas y firmas de ropa en busca de bacterias y otros gérmenes que hubieran podido dejar los clientes. En su investigación, ha encontrado norovirus, bacterias —como estreptococos— e incluso gérmenes fecales.
Tierno ha explicado que existen tres formas principales en las que se transmiten los virus: a través de la piel, del sistema respiratorio (la boca y la nariz) y del ano. De esta manera, puede ser peligroso tocar una prenda que tenga alguno de estos virus y después llevarse la mano a la boca, la nariz o los ojos.
Aunque el riesgo de contraer una infección grave es "muy bajo", según Tierno, la posibilidad existe, y en especial si tenemos heridas en la piel.
El experto añade que, aparte de los gérmenes, muchas prendas se tratan con agentes químicos y tintes que pueden causar irritaciones en la pie, otro motivo para recurrir a la lavadora antes de lucir un nuevo modeo.
Por su parte, la dermatóloga Meghan Feely ha estudiado los diferentes tipos de productos químicos que pueden causar reacciones en la piel y ha tratado a muchos pacientes con dermatitis, procurando averiguar el origen de sus sarpullidos e irritaciones, o si se trata de una reacción alérgica.
Esta doctora ha contado al HuffPost que las irritaciones pueden producirse horas o incluso días después de haberse probado ropa que haya sido "lavada con un detergente particular o procesada con un producto químico, tinte, resina o agente curtiente" antes de ponerlos a la venta.
Feely advierte, por ejemplo, que el formaldehído, usado en prendas "libres de arrugas", puede causar reacciones alérgicas en algunos casos, y si la reacción se debe a una alergia, puede servir de algo lavar la prenda, aunque quizás lo más recomendable es no volver a usar esa ropa.
Es importante investigar acerca de distintas marcas de ropa para conocer qué productos químicos emplean. Así, la doctora aconseja emplear un detergente y suavizante sin perfumes ni colorantes. "Es recomendable aclarar la prenda un par de veces para que se vayan esos detergentes", sugiere.
Por otro lado, la doctora Krista Laura, directora médica de Larada Sciences, corrobora las afirmaciones de Feely y Tierno respecto a la importancia de lavar la ropa nueva, y añade que probarse gorros en las tiendas también conlleva riesgos como los piojos, que pueden transmitirse si alguien se prueba un gorro que se ha puesto previamente alguien con piojos.
Las doctoras advierten que, en cualquier caso, es aconsejable lavarse las manos concienzudamente después de una sesión de compras, en especial antes de comer, beber o tocarse la cara.
