Fáciles de cuidar, tiernos, imprevisibles, curiosos, juguetones... Los gatos son mascotas ideales para casas de cualquier tamaño, conviven con facilidad con niños y otros animales, son cariñosos pero a la vez independientes y, a su manera, fieles a sus dueños.
Lamentablemente, en ocasiones ronroneos, caricias, algún que otro arañazo y juegos traen de la mano invitados inesperados: lagrimeo, congestión nasal, picores, estornudos y, en el peor de los casos, asma.
¿Significa esto que debe renunciar a compartir su vida con uno de estos felinos o, peor aún, dar en adopción a su mascota? No necesariamente: tomando una serie de medidas y precauciones es posible la convivencia libre de estornudos entre alérgicos y felinos.
Cuenta el diario El Mundo que existe la creencia generalizada de que el pelo es el causante de la alergia a estos animales. Nada más lejos de la realidad. "El 80 % de los alérgicos a los gatos lo son a la proteína Fel D1, presente en la saliva y en las glándulas sudoríparas del felino. Al asearse, el gato se impregna con el alérgeno que acaba incorporándose al ambiente produciendo los síntomas", ha explicado el doctor Pedro Ojeda, director de comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
"Ese cóctel de piel y pelo impregnado de saliva es una mala combinación para personas alérgicas pero no es, en la mayoría de los casos, causa suficiente para descartar al gato como nuestra mascota", ha confirmado José Luis Blázquez, veterinario fundador de los centros Openvet.
La primera regla para que alérgicos y gatos compartan espacio en armonía es que el animal no entre en la habitación de la persona sensibilizada. "Estaría toda la noche respirando el alérgeno y agravaría el problema", asegura el médico de la SEAIC.
Aunque hablamos de un asunto de salud, algunos dueños tienen problemas a la hora de evitar que su mascota se adueñe de la alcoba y se suba a su cama. "En esos casos recomiendo que se cubra con un plástico, es un tacto que desagrada a los gatos y evitará que el animal vuelva a subirse", apunta Vanessa Carballés, socia veterinaria del centro clínico felino Gattos.
En la medida de lo posible, se debe despejar la casa de alfombras, cojines y elementos decorativos, el alérgeno es muy adherente y se pega a todas estas superficies. "Las casas con moqueta son una trampa", advierte la veterinaria. Los alérgicos respirarán mejor en hogares con suelos de madera y terrazo, fácilmente limpiables. En caso de tener alfombras se recomiendan las de pelo corto y lavar a menudo los cojines.